Es impresionante como ha cambiado la tecnología en cuestión de 50 años. Si bien es verdad que medio siglo da para mucho, la realidad es que si tuviéramos que elegir una época en la que esos 50 años hayan cundido más que en otras tendríamos que seleccionar estos últimos partiendo del día de hoy. ¿Y por qué? Pues porque además de en tecnología industrial, el mundo ha cambiado tanto a nivel particular para nosotros que sería difícil tener que volver atrás.
¿Os imagináis la vida sin móviles? ¿Sin ordenadores? ¿Sin streaming? Yo creo que no, pero esto es algo muy obvio que todos podemos ver en menos que canta un gallo y hay sectores tecnológicos que parecen menos importantes aparentemente y que también han cambiado tanto que ahora su tecnología es capaz de obrar maravillas.
En los años 70 y 80, es decir, que no hace tanto tiempo, aparecieron los primeros coches teledirigidos por cable, al menos aquí en nuestro país. A nosotros podría resultarnos hoy en día un engorro porque ¿qué diversión puede haber en mover un camión al que tienes que ir bien pegadito porque el cable que va desde el mando hasta él no tiene más de metro y medio? Sin embargo, para los niños de la época era toda una maravilla. Y digo bien “niños” porque en ese momento aunque a alguna niña pudiera interesarle jugar con esos coches teledirigidos eran bien pocas a las que sus padres les dejaban. Yo, en eso, soy una privilegiada, pues nací en los 80 y jamás tuve una prohibición para jugar con lo que quisiera, desde coches, hasta barbies, pelotas, pin y pon o legos. Eso sí, había un catálogo bastante amplio, coches, camiones, ambulancias, coches de policía, todoterrenos, autobuses, camiones de bomberos, etc.
La Evolución
Este tipo de juguetes empezaron a evolucionar, primero con mejores prestaciones y mayor velocidad, luego consiguiendo el control remoto lo que permitió entrar en el juego a muchos adultos que se aficionaron a este hobby, y luego con réplicas exactas de vehículos de colección que acabaron convirtiéndose en piezas de alto standing.
Posteriormente aparecieron otro tipo de vehículos como los barcos y, por supuesto, hicieron su aparición (tiempo después) los helicópteros y aviones. Esta evolución ya fue mucho posterior, pero fue el primer paso que se dio en este mundillo para alcanzar la evolución actual con los drones.
Hay que dejar claro que un dron no es más que un vehículo aéreo no tripulado y los primeros intentos serios de conseguir crear uno no se hicieron en el sector juguetero, sino en el campo militar. En 1916, Reino Unido consiguió fabricar un vehículo aéreo no tripulado controlado por radio desde tierra. En 1917 se desarrolló otro modelo y durante la segunda guerra mundial hubo muchos más que se utilizaron para entrenar a los operarios de cañones antiaéreos.
Hoy en día, estos aviones militares son mucho más sofisticados pero hay que dejar bien claro que el dron pequeño, ese en el que todos pensamos cuando escuchamos esa palabra, no solo sirve también como “Juguete” para niños y aficionados, sino para mucho más. Según Modeltronic, son muchos los profesionales de la fotografía los que buscan asesoramiento para adquirir un dron con el que hacer vídeos y fotografías aéreas pero, además, se usan como defensa y vigilancia en grandes urbanizaciones de élite y, como ya sabemos todos, los más avanzados tecnológicamente hablando son capaces de volar por zonas restringidas para capturar imágenes de aquello que el Gobierno de un país no quiere que se vea, de ahí que su uso esté muy extendido también en los ejércitos.
El mayor problema que pueden tener estos drones es que la conexión radio control se puede hackear, y eso, cuando hablamos del “juguete” no tiene la mayor importancia, pero sí la tiene si hablamos de un dron utilizado por un ejército para fines de espionaje y demás. Además, no suelen aguantar mucho en malas condiciones atmosféricas por lo que es sencillo perderlos de vista y tener que olvidarte de que alguna vez existió, pudiendo caer en manos de quien no debe la información que contuviera el aparato en cuestión.
Pero ¿hay alguna desventaja más? Pues su hablamos de ética sí, ya que es posible usarlos para determinar objetivos a los que atacar, incluso puede usarse como arma si se incluye una bomba en su interior. Si nos separamos un poco del tema militar, podríamos estar ante la posibilidad de que alguien nos fotografiase o filmase de forma ilegal, tanto en espacios privados como públicos.
Y es que en tecnología siempre todo tiene un pro y un contra ¿verdad?