La reforma es una puerta abierta para muchas oficinas. Todos estaremos de acuerdo que el tener que hacer las reformas es altamente estresante, casi tanto como las mudanzas. El caso es que antes o después hay que hacerlas, otra cosa será el grado en el que será necesaria hacer tal reforma.
En los tiempos en que vivimos, es realmente complicado que no tengamos que hacer una reforma, la cual puede ser que se produzca cuando nos cambiemos de población o cuando nos vayamos del domicilio de nuestros progenitores. El caso es que las reformas, siempre que se hacen, tienen que hacerse por verdaderos profesionales, pues de lo contrario, como nos dicen los expertos en mamparas de Delbin, corremos más riesgos de los necesarios y podemos acabar teniendo un susto, en el mejor de los casos.
La dureza de las reformas
Sí, las reformas pueden llegar a ser bastante duras, incluso más cuando vivimos en el mismo domicilio en el que se hace, algo de lo que nos podemos librar cuando se monta o se reforma una oficina con la que ya contamos, pero igualmente debemos de poder llevarla.
Todo va a depender bastante del contratista que se tenga. Muchas veces se tienen malas experiencias y hay trabajadores que no son lo profesionales que deberían. Esto pasa cuando no se da la atención ni se escucha lo que quiere el cliente, puesto que de lo contrario esto no ocurriría.
Una reforma necesita una estrategia y un plan anterior a ponerse manos a la obra, puesto que de lo contrario se pueden tener fallos muy gordos que pueden suponer una gran pérdida de tiempo y de dinero.
Los presupuestos
Un tema también que suele ser peliagudo son los presupuestos, puesto que muchas empresas no son todo lo claros que deberían y terminan liando a los clientes y haciendo pagar más por menos, porque a nadie se le escapa que hay empresas de reformas que ahorran bastante en los medios y calidades con los que hacen la reforma en cuestión.
Una mampara como debe ser tiene que tener unos acabados perfectos y los materiales deben ser lo mejor posible, porque de lo contrario va a ser enormemente complicado que se pueda cumplir con lo establecido.
Por todo ello, después de la cantidad de desastres en reformas que se producen, lo mejor es mirar bien lo que digan los clientes anteriores que tuvieron las empresas en las que te hayas fijado.
El tradicional boca a boca es una buena forma de elegir y en el sector de las obras más aún, pues normalmente, unos profesionales que tengan fama de serios y de buenos trabajadores, raro es que no se porten de la misma manera en tu caso.
Algunos engaños de gravedad en el sector
Algunos de los denominados “falsos profesionales” de las reformas, lo que buscan es ganar el máximo dinero posible y después desaparecer, siempre a sabiendas de que no terminarán la obra que han comenzado.
El caso es que hacer un presupuesto económico en demasía suele ser mal síntoma. Muchos de ellos lo que hacen es pedir un primer pago para la compra del material y después desaparecer en el momento.
Por lo general si que se pide el primer pago, que suele ser una parte importante y que se hace el encargo con la debida antelación. Los clientes lo pagan y el material se quedará en la casa.
En el caso de que no se pida, las empresas que se dedican a las reformas de no hacerse así, correrían el riesgo de que el cliente en cuestión diga que no quiere seguir la obra por el motivo que sea, y eso haría que la empresa se haya encargado de adelantar un dinero que no van a recuperar. Está claro que los profesionales correctos también tienen ese riesgo de impago por parte de algunos clientes.
Otro caso que suele ocurrir es hacer un presupuesto económico para que no se acabe la obra en cuestión. La reforma se hace mal, por lo que el cliente lo que hace es expresar su enfado y lo que hacen los de la empresa es irse, una vez que ya se ha cobrado una parte verdaderamente cuantiosa del precio en cuestión.
Otro modelo es el de hacer un presupuesto en la primera fase de la obra cara y las que son más baratas, las de al final, hacerlas más baratas, de forma que el precio total sea más económico que el ofrecido por la competencia. Lo que ocurre es que se empieza la obra, se hacen las fases primeras y se terminará abandonando sin hacer las últimas, que por el bajo precio, casi no dejarían beneficio alguno.